domingo, 16 de enero de 2011

We share moments that will last till the end

Nuestros pasos resonaban en la acera mojada, me estaba calando de agua, que ya había empapado mis gastadas Converse verdes y estaba alcanzando a mis calcetines favoritos,unos azules con cerezas.
Me acuerdo que él llevaba una abrigada chupa negra de cuero que resaltaba a mi lado, si se tenía en cuenta que yo llevaba una minúscula rebeca beige que hubiera quedado mejor en un ambiente más caluroso.
Estaba empapada, hasta mi coqueto sujetador rojo chorreaba agua.
Entonces él, que caminaba callado a mi lado me pasó el brazo por encima para resguardarme del frío y de la lluvia.
Me quedé petrificada ,pero me sentía muy feliz, tan feliz que comenzé a chapotear en los charcos que había en la acera, comenzé a chapotear como si fuera una niña de cinco años ajena a a la bronca que le caería después por llegar empapada a casa, pero no tenía cinco años y daba igual llegar empapada a casa.
Estaba mojandole a él, a él y a las ancianas apuradas que pasaban angustiadas a nuestro lado corriendo debajo de un paraguas intentando no mojarse.
Miré sus preciosos ojos azules que a su vez miraban los míos y me comenzé a reir como una loca. Él me miró extrañado pero divertido y comenzó a reirse y chapotear también.
Comienzos de ese extraño sentimiento que se llama amor.
Amor loco, amor mojado, amor divertido, amor besado, amor bailado..
Todo esto lo recuerdo hoy, aquí, sentada frente a mi ventana observando como caen las gotas por la ventana, con una taza de chocolate caliente en la mano. En realidad miro a la nada, al horizonte, a los coches que pasan mojando a los transeúntes que levantan la mano profieriendo toda clase de insultos y amenazas.
A las alcantarillas rebosadas, a las niñas que chapotean en los charcos...
amor lluvioso, amor meláncolico, amor triste, amor adolescente..
amor adolescente.
Preciosos y perfectos momentos que solo se quedan en la memoria y que jamás volverán, por mucho que lo desees.

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