sábado, 29 de enero de 2011

Streets of Philadelphia

La guitarra había dejado de inundar con su sonido toda mi casa.
Todas las mañanas mientras me desvestía me asomaba a la ventana y lo observaba cautelosamente.
El, mi vecino, por llamarlo de algún modo, vivía en el piso que quedaba justo enfrente del mio.
Su rutina diaria era sentarse en el alféizar de la ventana a las 6:54 a.m y tocar, tocar sin parar, una tras otra y otra...
Preciosas canciones y que a veces deleitaban a mis oídos con su voz, rasgada pero dulce.
Me quedaba completamente absorta en mis pensamientos mientras le escuchaba.
No se como, ni por que, pero cada día que pasaba estaba mas obsesionada con el, y con su música.
A veces soñaba,
-yo.. tengo que decirte algo
-cuentame
-no se si me gustas, no estoy seguro, pero lo único que se es que daria un universo por ti y..
-bésame

Pero solo eran sueños y no me atreví a dar el paso, y el seguro que ni recordaba mi cara.
 Los días pasaron y un día de repente, la guitarra había dejado de sonar, su sonido se había marchado con el.
Y estaba segura de que jamás lo volvería a escuchar.

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